Historia

El cuartel general del califa abd al-Rahman III (935-937)

Según los arabistas Juan Antonio Souto y Federico Corriente, uno de los castillos mencionados en las crónicas musulmanas del califa abd al-Rahman III se puede identificar con el castillo de Cadrete. Las denominaciones utilizadas en los dos textos que se conservan difieren ligeramente (Mr.yt / Marnit) pero una corrección gráfica de los signos permite llegar hasta la versión arabizada de Cadrete: Qadrit. Juan Antonio Souto argumenta también que el castillo de Cadrete dependía de la Zaragoza omeya, aunque no menciona la denominación del mismo en las fuentes árabes. Partiendo del supuesto de que las crónicas musulmanas se refirieran al castillo de Cadrete, los datos que aportan dichas fuentes sobre esta fortaleza indican que el califa abd al-Rahman III estableció allí el cuartel general del asedio de Zaragoza entre los años 935 y 937.

Del texto del cronista ibn Hayyan (988-1076) se desprende que la fortaleza de Cadrete fue construida para el asedio de Zaragoza y por tanto se habría levantado entre los meses de julio y septiembre del año 935. También se dice que el califa estuvo alojado en ella entre los días 9 y 15 de octubre de 935, inspeccionando las tropas de dos de sus generales, y que dejó allí al caíd Ahmad ibn Ishaq al-Qurasi para que continuara el asedio.

El castillo antes de los Zapata (S. XIII)

La primera mención cristiana del castillo de Cadrete data de principios del siglo XIII, más exactamente de 1213, cuando el rey Pedro II de Aragón saldaba sus deudas con Pedro de Navascués y los suyos cediéndoles la villa y castillo en cuestión por 7.000 morabetinos. Es de suponer que tras la reconquista cristiana el castillo fuera encomendado a tenentes elegidos por el rey pero hasta ahora no se conoce a ninguno de ellos.  El siguiente dueño del castillo documentado fue Artal de Huerto que lo compró junto con las villas de Cadrete y Novells por 700 morabetinos de oro al rey Jaime I, en una fecha que no conocemos. Sí sabemos que ya ejercía de señor de las dos villas en 1270 y que, al parecer, fue expulsado de ellas en 1282. Lo cierto es que en 1284 el tenente en usufructo de Cadrete era Rodrigo Jiménez de Luna  y que éste había recibido rentas de Cadrete unos años antes. Cinco años más tarde Martín Ruiz de Foces, hijo de Artal de Huerto, reclamaría las villas y castillos de Cadrete y Novels pero parece que la sentencia favorable del Justicia de Aragón no fue suficiente y el señorío pasaría definitivamente a los Zapata.

El castillo de los Zapata (SS. XIII – XIV)

Según los registros de la Cancillería Real de Aragón, el 17 de mayo de 1287 el rey Alfonso III donaba la villa y castillo de Cadrete al embajador de Aragón Juan Zapata. Posteriormente, en julio del mismo año confirmaba la concesión y en octubre Juan Zapata trataba ya asuntos del castillo de Cadrete. Sin embargo, la concesión se convirtió en venta en abril de 1289 cuando el mismo monarca se hallaba consiguiendo fondos para financiar la invasión de Castilla y vendía por 6.000 maravedises de oro la villa y castillo de Cadrete y de Novels. Todavía intentó Martín Ruiz de Foces recuperar las  posesiones de su padre en 1290 pero no lo consiguió y la venta a Juan Zapata fue confirmada por Jaime II dos años más tarde. Desde entonces, Juan Zapata adquirió el apellido “de Cadret”, y él y sus sucesores serían señores feudales de Cadrete durante todo el S. XIV.

Poco sabemos de la intervención de Juan Zapata de Cadret en el castillo de Cadrete aunque parece que nada más recibir el edificio en 1287 logró que se abasteciese con 100 cahíces de trigo. Sin duda, el reinado de Alfonso III fue uno de más activos en cuanto a reformas de fortificaciones y a dotación de las mismas ya que se planeaba una guerra contra Castilla. Es por esto que seguramente el castillo de Cadrete no fue una excepción y sufriría algún tipo de modificación.

El hijo de Juan Zapata, Miguel Pérez Zapata, en 1343 se halló en la guerra que el rey Pedro IV hizo a su tío, el rey de Mallorca, recuperando este reino para la Corona de Aragón. En 1344 era gobernador de Aragón y al año siguiente actuó de embajador del rey en los negocios de Mallorca con el Papa. Después luchó contra las Uniones de Aragón y Valencia como persona de mucha autoridad y experiencia, y participó en la invasión de Cerdeña (1354). En la guerra que se hizo contra el rey Pedro I de Castilla sirvió mucho en la planificación de los ejércitos aragoneses de Pedro IV (1356). Con una trayectoria tan guerrera parece probable que Miguel Pérez Zapata se dedicara a engrandecer su castillo de Cadrete y lo reformara. No obstante, de su testamento ordenado en 1358 se desprende que realmente no vivía en Cadrete sino en Cuarte y que la villa y castillo que nos interesa no eran sus posesiones predilectas.


El hijo de Miguel Pérez Zapata y Elvira Ruiz de Lihori, Rodrigo Zapata, heredó los señoríos de Cuarte, Cadrete y Purroy, y destacó en acciones militares y diplomáticas junto a su padre. Casó con María Sánchez de Huerta y tuvo tres hijos: Juan, Rodrigo y Elvira. Rodrigo Zapata adquirió el señorío de Cadrete en virtud de un cambio en el testamento de su padre, que había ordenado que se vendiera para saldar unas deudas. En 1343 se produjo el traspaso y Rodrigo Zapata debió establecerse en Cadrete ya que allí ordenó su testamento en 1366, cuando partió al frente de la frontera castellana a frenar el avance del ejército de Pedro I de Castilla.

A la muerte de Rodrigo Zapata existía en el castillo de Cadrete una capilla dedicada a San Miguel que no había sido mencionada en el testamento de su padre por lo que quizá hubiera sido construida por Rodrigo. Entre los últimos deseos de este último, se ordenaba que dicha capilla se dotase de una capellanía perpetua con un clérigo que impartiese misa.

Ante la minoría de edad del hijo de Rodrigo Zapata, Juan Zapata, su madre María Sánchez de Huerta ejerció de albacea del testamento y cedió en 1367 el lugar y castillo de Cadrete al baile de Aragón Blasco Aznar de Borau para que lo disfrutara durante los 25 años siguientes. Tras la muerte del primogénito Juan con tan solo 12 años, en 1368, el monasterio de Santa Fe reclamó el señorío de Cadrete como heredero universal y entabló pleito con la mujer de Blasco Aznar, Elvira Ruiz de Puera. El proceso se alargó durante varias décadas hasta que parece que se resolvió entorno a 1390. A principios del S. XV Cadrete pasó a manos de los monjes del monasterio.

El castillo del abad de Santa Fe

Cuando el monasterio de Santa María de Santa Fe se hizo con el señorío de Cadrete a principios del S. XV debió convertirse también en propietario del castillo. No obstante, la transmisión de la fortaleza, así como la del señorío son todavía hoy confusas por carecer de documentación precisa. La primera noticia que tenemos del castillo en manos de los monjes data de 1492, cuando el monasterio de Santa Fe ofrece el control de esta fortaleza y de la de Cuarte al Concejo de Zaragoza para que la use en caso de que la ciudad esté amenazada.

Desconocemos que función o grado de uso tenía el castillo entonces, pero sabemos que durante el S. XVI y parte del S. XVII fue usado como cárcel pública. Desde que en 1443 el monasterio comprara la jurisdicción civil y criminal de los términos de Cadrete y Cuarte, existiría la necesidad de una prisión donde recluir a los detenidos y a los condenados, con ciertas garantías.

De la primera noticia que tenemos de la cárcel del castillo se desprende que antes de 1526 –cuando se produjo la conversión forzosa de la población musulmana al cristianismo— ya tenía esta función: “Sexto: Que el dicho castillo de Cadrete antes de la general conversión de los moriscos a nuestra santa fe católica, como después de ella, y así por tiempo inmemorial, era cárcel pública de dicho lugar de Cadrete en donde tenía custodios los presos; para cuyo exercicio tenían en el grillos, cadenas, y demás cosas necesarias para su mayor custodia; con hecho antiguo, voz comun, y fama publica;[…]”

El castillo sería más bien un calabozo o prisión preventiva a donde el justicia nombrado por el abad llevaría los delincuentes capturados dentro del término de Cadrete, a la espera del juicio o la sentencia que se les impusiera. No obstante, sus normas de funcionamiento eran las mismas que las que tenía la Cárcel Real de Zaragoza como quedaba reflejado en la carta de repoblación y reconstitución de Cadrete de 1616. Según la demanda que hacía el monasterio de Santa Fe sobre su jurisdicción en Cuarte y Cadrete, en torno a la segunda mitad del S. XVII el castillo había dejado de usarse como cárcel y estaba abandonado. Había comenzado ya el deterioro y la ruina del emblemático edificio.