sábado, 13 de agosto de 2011

La rehabilitación del castillo de Cadrete desentierra un misterioso cilíndro cerámico

Heraldo de Aragón. 13/08/2011
Las excavaciones arqueológicas se llevan a cabo en las habitaciones y el foso.
El proyecto de restauración del castillo de la localidad zaragozana de Cadrete, impulsado por un movimiento vecinal y acometido bajo la dirección del arquitecto Javier Borobio (del estudio de BAU), ha servido para sacar a la luz vestigios de diversas épocas entre ellos un misterioso cilindro hallado en un de los dos fosos. La arqueóloga Rosa María Loscos, responsable de las excavaciones, explica que, cuando apareció, “tapado y puesto boca abajo para protegerlo y que no entrase tierra ni agua en su interior”, se dieron cuenta de que era “el típico hallazgo de ocultación”, algo que alguien había escondido deliberadamente, y no un pieza “de fundación”, que son las que se colocan en los cimientos o bajo las murallas para dar fe de la fecha de sus construcción. El cilindro es de cerámica y su contenido se ha enviado al museo de Zaragoza para facilitar su conservación y posterior estudio. Loscos explica que podría datar de los siglos XVI o XVII, los últimos en que el castillo estuvo habitado, ya que luego fue abandonado. Junto a él, en las excavaciones –que se están llevando a cabo desde el patio central a las habitaciones que lo rodean- se han encontrado también “restos de azulejos de arista, que se fabricaban en Cadrete y otros pueblos de la zona”, yeserías decorativas y cerámica de época musulmana y cristiana (de objetos de uso cotidiano). Excavando han hallado la capilla de San Miguel, que estaba documentada porque la mandó construir la familia Zapata, “que fue muy importante en el siglo XIV” dice Loscos. De ella se han desenterrado bancos, “restos de las columnas del ara, suelos y unos orificios donde pudo estar anclado el retablo”, detalla. También resalta la aparición, en otra estancia de un aljibe, “una cisterna con un encofrado interior de mortero y cal” que creen que tuvo un como cerramiento una bóveda de ladrillo. Loscos señala igualmente la existencia de dos fosos, uno de ellos de grandes dimensiones (dos metros de profundidad, once de ancho y más de veinte de largo) y sobre todo, la peculiar estructura de la torre, que es doble. “La interior probablemente tenga adscripción islámica y la exterior, que la forra, es probablemente cristiana”. En total cuenta con muros de más de dos metros de grosor que esperan tener plenamente restaurados y visitables en el año 2014.


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