sábado, 11 de febrero de 2012

La hora del castillo de Cadrete: Criterios de intervención

El castillo de Cadrete, declarado Bien de Interés Cultural (BOA nº 57, de 22/5/2007) es objeto de una profunda campaña de restauración que comenzó a principios de mayo de 2011. La intervención, promovida por el Ayuntamiento de Cadrete y enmarcada en las ayudas del Ministerio de Fomento del “1% cultual”, cuenta con un presupuesto que asciende a 1.134.342,74 €. La obra ha sido adjudicada a la empresa especializada Cyrespa Arquitectónico S.L., estando prevista su terminación antes del 25 de febrero de 2014.
Se trata de un edificio militar de tradición islámica cuyo origen histórico remonta al siglo X, asociado a las campañas del califa cordobés Abderramán III de los años 935 y 936 en torno al asedio de Saraqusta (Zaragoza). Tras la conquista cristiana del valle del Ebro se documenta su venta a distintos señores, entre los que destaca la familia Zapata, que consolidó su dominio feudal en Cuarte y Cadrete a fines del siglo XIII. A mediados del siglo XIV el castillo pasará a poder de los monjes bernardos del cercano monasterio de Santa Fe de Huerva.
La fortaleza despliega sucesivos recintos fortificados que culminan en su llamativa torre reforzada y almenada, núcleo más antiguo del conjunto, escalonándose hasta un amplio recinto inferior que engloba probablemente los restos de! despoblado mudejar de Cadrete. Todo ello construido en material propio de la zona: piedra de yeso y tapial.
Desde su abandono en los siglos XVI-XVII el conjunto ha sufrido un continuo proceso de ruina hasta desembocar en una fase crítica que hacia peligrar la conservación de la propia torre, que incluso sufrió el derrumbe parcial de su cara externa. Semejante situación provocó un movimiento vecinal a favor de la restauración del castillo y, finalmente, de las gestiones encaminadas a su restauración.
El proyecto de intervención, elaborado en el estudio BAU por el arquitecto J. Borobio y el arqueólogo J. L. Ona, persigue una intervención global: excavación selectiva de los diversos recintos, consolidación general de muros con técnicas apropiadas y, como actuación más emblemática, la restauración integral de la torre, devolviéndole su aspecto anterior a la reciente ruina y, con ello, su accesibilidad, de modo que se pueda visitar sus estancias y utilizar como atalaya privilegiada la terraza almenada.
Trabajos inicíales: la excavación arqueológica
Las tareas de estos primeros meses de trabajo han consistido, tras conseguir unos accesos más adecuados, en el acopio de materiales, dotación provisional de agua corriente, recalce de muros inestables y, sobre todo, en la realización de excavaciones arqueológicas.
Los trabajos, realizadas por la empresa Qualcina, mediante el trabajo de campo dirigido por la arqueóloga Rosa Lóscos, se han centrado fundamentalmente en el recinto superior, incluido el foso, más diversos sondeos en los recintos intermedio e inferior. Su interés es doble: por un lado han exhumado la planta de la última fase del castillo, detectando la existencia de fases anteriores, posiblemente de época musulmana, e incluso anteriores, y por otra han permitido recuperar un estimable lote de materiales, fundamentalmente cerámicos, que ayudan a ajustar la cronología de la fortaleza y sus distintas fases de construcción, uso y abandono.
De entre los objetos encontrados cabe destacar un recipiente cerámico, de forma cilindrica, y cerrado con una tapa encajada en la boca del vaso, cuyo interior contenía un pergamino en muy mal estado de conservación.
Destaca especialmente la localización de la rampa y puerta de acceso al recinto superior: la capilla de San Miguel, documentada por Héctor Giménez; la curiosa escalera de caracol que servía de comunicación entre los recintos intermedio y superior o el aljibe, entre otras estancias de interés.
Los trabajos más recientes se han extendido al "recinto inferior", posiblemente el más moderno del conjunto (¿siglos XV-XVI?), donde en estos momentos se están descubriendo distintas estancias, algunas parcialmente encajadas en la roca natural, al tiempo que se ha logrado definir la puerta de comunicación directa entre la fortaleza y el antiguo poblado de Cadrete.
Segunda fase: restauración arquitectónica
Tras finalizar la primera fase, basada en la actuación arqueológica, los próximos trabajos se centrarán en la restauración de la torre y en la paulatina consolidación de muros, incluidos los recientemente descubiertos.
La torre
La imagen final que se pretende ofrecer tras la intervención coincide con la forma original de la torre, que se conservaba en buena parte incólume hasta ios últimos derrumbes ocurridos hacia 1960.
Así, se completarán los paños desaparecidos de la torre exterior (caras norte y oeste), de los que hay suficiente información gráfica. La recuperación de la torre, de su imagen formal y de su estructura y funcionalidad, contribuirá además a la protección y salvaguarda de la construcción original.
Para la reconstrucción exterior de los muros derrumbados se empleará idéntico material que la obra original, esto es, piedras de yeso y aljezones de recuperación (pues nada se desaprovechaba en la obra antigua), La restauración incluye la reposición del almenado perdido, según el modelo original existente, y se respetarán las tres fases de construcción ad-vertidas: torre interior (posiblemente de origen musulmán), torre exterior y terraza almenada (seguramente de mediados del siglo XIV), buscando una imagen unitaria para el conjunto pero salvaguardando la identidad de cada una de las mencionadas fases.
El proyecto prevé la restauración de los forjados interiores a imagen de los originales, manteniendo los restos existentes. Igualmente se tratará la decoración existente en la planta noble de la torre, incluyendo los últimos descubrimientos pictóricos.
La comunicación vertical entre los distintos pisos recuperará la forma original y sobre el techo de la última planta se tiene previsto restituir la antigua terraza almenada para disfrute del visitante.

Tratamiento de muros
Los muros que integran las estancias de los distintos recintos, incluidos los descubiertos por las excavaciones arqueológicas, se tratan individualmente según su estado, de modo que queden convenientemente consolidados desde la cimentación a la coronación, atendiendo especialmente al sistema de drenaje, siguiendo el original tanto formal como funcionalmente, En los paños verticales se completan las faltas cosiendo y trabando convenientemente las grietas y fisuras (con verdugadas de ladrillo, aljezones y mortero o grapas de madera).
Se atiende especialmente a las coronaciones, a las que, después de saneadas, se les aplica una capa de mortero hidrófugo que la consolida y protege de la intemperie.
Igualmente es motivo de atención el acabado superficial, tanto de la obra original, garantizando su solidez y estabilidad, como de la obra nueva, realizándose pruebas de mezclas con el fin de evitar contrastes cromáticos demasiado llamativos.
Conclusión
Sorteando múltiples obstáculos, derivados tanto de su difícil acceso como de su avanzado estado de ruina, la intervención en el castillo de Cadrete supone un reto técnico considerable que solo un equipo humano motivado, unido y con experiencia podría coronar con éxito.
Como resultado final se pretende entregar al pueblo de Cadrete, representado en su Ayuntamiento, un edificio apto para recibir visitas culturales que expliquen su origen, historia y recuperación. Se trata, en suma, de entregar a la sociedad un elemento esencial de su patrimonio rescatado in extremis por la perseverancia de los agentes locales. Una intervención, conviene no olvidarlo, que ha conseguido eliminar el nombre de Cadrete de la "Lista Roja del Patrimonio" de Hispania Nostra.
Javier Borobío Sanchiz (arquitecto) José Luís Ona González (arqueólogo) (Publicado en "Aragón Turístico y Monumental", 371, http://www.siparagon.es/docs/Revistas/Revista29.pdf).